HOMERO:
AEDO Y
POETA ORAL
- LA
ÉPICA: SUS ORÍGENES
- HOMERO
- LOS
AEDOS
- LA
POESÍA ÉPICA COMO GÉNERO ORAL
- AEDOS Y RAPSODAS
EN GRECIA
1.-
La épica: sus orígenes.
Presente en las culturas más distantes
en el tiempo y en los lugares más diversos, el
género épico cuenta con
testimonios literarios que, en algunos casos, (literatura hetita,
literatura
india), remontan al segundo milenio a.C.
Pero la literatura épica
india (Mahabhárata, Ramayana) no fue conocida
en el occidente europeo hasta bien entrado el siglo XIX, y los poemas
épicos
hetitas (Poema del Reino Celeste, Canción
de Ullikummi, etc.) continúan siendo un campo reservado a
unos pocos
especialistas.
Debido a todo ello, hablar de los
orígenes de la épica equivale a estar
refiriéndose a dos poemas griegos
atribuidos a Homero: la Ilíada y la Odisea.
La denominación de
poesía épica lleva
un adjetivo "épike" derivado del sustantivo
"épos", que en los poemas homéricos se
emplea unido a "míthos", para poner de manifiesto el
elemento narrativo de este
tipo de poesía. La forma de esta poesía se
relaciona con el verbo "aeidein"
"cantar" y con los sustantivos "aoidé" "canto" y
"aioidos" "cantor"
que podemos transcribir por "aedo".
2.-
Homero.
La personalidad del autor (o autores)
de la Ilíada y de la Odisea se nos escapa por completo, en
primer lugar porque no asoma nunca en su obra, y también
porque en los poemas
es difícil decidir con seguridad sobre lo que
está tomado de la tradición y lo
que es atribuible a quien le dio forma definitiva. A lo sumo se puede
conjeturar que el autor de la Ilíada
conocía la Tróade y Licia por el modo como trata
de los linajes de Eneas y de
Glauco. El aedo se sentía miembro de una colectividad y nada
más que un eslabón
de una tradición.
Las indicaciones sobre Homero que han
llegado hasta nosotros son el producto de una elaboración
legendaria de la
figura, concretada en una Vida de Homero,
de la que nos han llegado varias versiones y en un Certamen de Homero y
Hesíodo.
Sobre su época, las
tradiciones van
desde considerarle contemporáneo de la guerra de Troya hasta
hacerle vivir
cuatrocientos años después e incluso en el siglo
VII a.C. Igualmente variadas
son las indicaciones sobre su nacimiento, su vida y su muerte. Unas le
hacen
nacer en Esmirna. Otras le consideran de la isla de Quíos.
El rapsodo que
compone el Himno a Apolo Delio habla
de sí mismo como "hombre ciego que habita en
Quíos"; al identificarse
el autor de dicho himno con Homero, se le hizo a éste nacer
en la mencionada
isla y así las referencias al "varón de
Quíos" comienzan pronto en la
literatura. Esta localización cobra verosimilitud por la
existencia en Quíos de
una familia de rapsodos profesionales que se llamaban
Homéridas, que pretendían
ser descendientes de Homero y tener en custodia los textos de sus
poemas.
Según otras tradiciones,
Homero habría
muerto y habría sido enterrado en la pequeña isla
de Ios, cerca de Tera. En
general las leyendas sobre la persona y la vida de Homero no presentan
rasgos
individuales. Homero es el tipo del rapsodo ambulante, ciego y pobre,
que sólo
recibe ingratitud en pago de los beneficios de su musa.
Sin que nada esté demostrado
sobre su
época, su nacimiento, su vida y su muerte, es muy probable
que
existiera en la
región de Quíos y Esmirna un poeta
épico de carne
y hueso que se llamó Homero.
La relación concreta de ese personaje con el autor que dio
su
forma a la Ilíada es otra cuestión, para la que
no
parece posible una respuesta.
Otro problema distinto es si el autor
de la Ilíada es el mismo del de la Odisea. Que no lo era de
los
poemas
cíclicos que también se le atribuían a
él,
es conclusión a la que pronto
llegaron los antiguos por razones técnicas de
composición
y estilo y que
resulta clara si se tiene en cuenta que el éxito de la
Ilíada originó el deseo de completar todo el
ciclo,
remontándose
por arriba hasta la creación del mundo y continuando el
poema de
la cólera de
Aquiles hasta el mismo regreso de los griegos, que empalmaba con la
Odisea.
3.-
Los aedos.
Son los propios poemas homéricos la
fuente más antigua de información sobre los aedos
y sobre la poesía épica. Sus
rasgos principales son:
- Los aedos son profesionales.
Ser
aedo es un oficio como el de otros artesanos. Los aedos
constituirían un
gremio. Pero en privado cualquier persona podía entretenerse
cantando canciones
épicas.
- Los aedos cantaban y además
empleaban un instrumento de cuerda para el acompañamiento,
citado en muchos
pasajes, así como para proporcionar la música a
cuyo son danzan coros de
jóvenes.
- Los aedos son inspirados por la Musa
o por Apolo. De ahí que al comienzo de un canto
invoquen a la Musa, hija de
Zeus, diosa por lo tanto; sin la inspiración divina el aedo
sería un mero
mortal, incapaz de conocer los nombres de los héroes y las
hazañas que
realizaron.
- El aedo no es un funcionario del
palacio real; hay que mandar a buscarlo. Esto implica la
existencia ambulante
del aedo que va de pueblo en pueblo. Pero no sólo canta en
los palacios
principales, sino también en la plaza, ante el pueblo.
- Su temática son las "gestas de
guerreros", pero también hay cantos de otra
índole, como puede ser la
luctuosa. Ello revela que la poesía de los aedos
enriquecía continuamente sus
temas con todo tipo de sucesos.
4.-
La poesía épica como género
oral.
El estudio del estilo homérico ha
revelado la mecánica formular de la dicción
épica
y no deja así lugar a dudas
sobre la naturaleza puramente oral de esta poesía durante la
fase viva, de
continua creación y recreación que
precedió a la
fijación por escrito de la Ilíada. Al acudir a la
épica de otros
pueblos y épocas hemos podido llegar al conocimiento de la
esencia de lo que es
en general la poesía épica:
- La poesía épica viva,
siempre es
cantada y, por lo general, con acompañamiento
musical que se da el propio
cantor normalmente.
- La forma
métrica que adopta es, no
la estrofa, sino el verso repetido
indefinidamente.
- El cantor
dispone de un repertorio
de fórmulas que abarcan parte de un verso, un
verso entero e incluso grupos de
versos, que ha adquirido al aprender el oficio.
- Los cantares
son siempre narrativos
y tienen por asunto las gestas
heroicas de personajes del pasado. Las literaturas
medievales europeas abundan en cantares de gesta (el Cantar de
Mío Cid, la Chanson
de Roland).
- Hay temas favoritos de todas las
épicas: las asambleas y consejos de personajes
importantes, los catálogos de
las huestes y la revista de tropas, las descripciones de las armaduras,
los
discursos entre combatientes, los duelos, la muerte del
héroe seguida de
lamentos y de grandiosos funerales. Tales temas se agrupan en torno de
otros
temas, llamados de concentración: la expedición
militar, el asedio de una
ciudad, el viaje interminable.
- Cantar un
canto épico es ir
narrando
el relato en cuestión, contando lo sucedido y
las intervenciones de los
distintos personajes. Para ello, el cantor no se basa en un texto fijo
que se
haya aprendido previamente de memoria, sino que va improvisando con
ayuda de
las fórmulas de que dispone y, a medida que avanza en el
relato, va acordándose
de los temas y va echando mano de las fórmulas necesarias
para la rápida
expresión de sus ideas.
- La
creación literaria oral sólo es
posible mediante la
dicción formular. A diferencia de lo que ocurre
en un poema
escrito, el poeta ni puede detenerse a pensar ni puede volver
atrás para
retocar este pasaje o aquella palabra. La tarea de un cantor
épico es
fundamentalmente contar relatos conocidos, tradicionales.
Ocasionalmente el
poeta se permite libertades e innovaciones pero lo propio de esta
poesía es la
repetición.
5.-
Aedos y rapsodas en Grecia.
En el siglo VII a.C. se produjo en
Grecia un cambio en la ejecución de la poesía
épica.
Los poemas épicos dejaron de
ser
cantados, pasando a ser recitados, sin acompañamiento
musical. El recitador
profesional era el rapsodo, personaje que lleva a cabo un empalme
sucesivo de
cantares de gesta. El rapsodo ya no canta; lleva consigo, no un
instrumento
musical, sino un bastón, con el cual golpea el suelo para
marcar bien el ritmo
de los versos.
Naturalmente un rapsodo
dependía de un
texto aprendido de memoria, lo que supone una fijación por
escrito de los
poemas que recitaba, aunque introdujese interpolaciones, hiciese
cambios o
supresiones, de acuerdo con su propio gusto o para agradar mejor al
público.
La composición de la
Ilíada, que formaba parte del repertorio
de los rapsodos y que existe como texto escrito desde la
Antigüedad, ha de ser
estudiada dentro de esta historia de dos grandes fases de la
épica griega: la
época creadora de los aedos (oral) y la reproductora de los
rapsodos
(recitación de textos fijados por escrito).